Os presentamos a continuación unos breves apuntes de como se encontraba Europa a mediados del II Milenio, divididos en marco climático y ambiental, bases económicas y sociedad.
Área de difusión de la metalurgia en Europa durante la Edad de Bronce |
Marco climático y ambiental
Son muy pocos los estudios que han tratado de esbozar el panorama climático y ambiental en el que se desarrollan las sociedades de la segunda mitad del segundo milenio en Europa, pues solo existen algunas aproximaciones puntuales que, en modo alguno, pueden tomarse como marco de referencia global. Tanto en Europa como en EEUU, se usa como marco temporal la Teoría climática de Blytt-Sernander, que mediante el estudio de turbas establecieron varios periodos climáticos distinguibles. En el Holoceno establecieron cuatro periodos básicos:
- Periodo Boreal : Caracterizado por un clima seco y fresco
- Periodo Atlántico: Periodo húmedo, con altas temperaturas
- Periodo sub-Boreal
- Periodo sub-Atlántico
Parece ser que la Edad de los Metales se encontraría dentro del periodo sub-Boreal, caracterizado por un proceso de deforestación que no afectó por igual a todo el continente. En torno al 800 a.C, se inicia la etapa sub-Atlántica, caracterizada por una mayor humedad. En varias zonas europeas, como Polonia, algunas regiones francesas y en las islas Británicas, la deforestación contribuyo al desarrollo del cultivo cerealístico.
Variación de las temperaturas a los largo del Holoceno |
A pesar de ello, debemos tener en cuenta que todas estas deducciones parten de la problemática de no poder extrapolar las conclusiones sacadas en ciertas regiones al resto del continente europeo, ya sea por las fluctuaciones climáticas o por la acción del hombre. Los propios palinólogos (especialistas en el estudio de los pólenes) hacen hincapié en la diferencia de conservación y la capacidad de transporte de los distintos pólenes, que impiden que el resultado del análisis de un yacimiento pueda ser utilizado en otro que se encuentre al lado.
Ejemplo de diagrama polínico |
Quizá el único episodio climático bien documentado es el “estadio de Löbben” u “Oscilación de Löbben”, llamado así por haberse constatado en los Alpes austriacos de Löbben. Esta oscilación del clima duró más o menos un siglo y se caracterizó por un recrudecimiento del frio en unos tiempos ya postglaciares.
Menos documentados aunque con bastantes evidencias son las variaciones del clima que se produjeron, por ejemplo, en los Cárpatos, donde se registraron un aumento de las precipitaciones que no se dio en el resto de Europa, o la bajada de temperaturas que vivió gran parte del continente europeo en torno al 900 a.C. Esta compleja situación no puede aclararse tampoco a través de los sistemas de y zonas de explotación de los distintos grupos ya que nos encontramos también con situaciones muy dispares, pues mientras en algunas regiones se mantiene la explotación de las mismas zonas que en etapas previas e incluso se intensifica, en otros lugares se observa un importante desplazamiento de la población dirigido al control de nuevos territorios.
A todo esto tenemos que añadir un nuevo factor geográfico que es el cambio de los niveles
marinos. Se ha constatado que durante el Bronce Medio el mar estaba a unos dos metros bajo
las cotas actuales y que durante el Bronce Final, descendió hasta colocarse en torno a menos
seis metros.
Gráfica que detalla la subida del nivel del mar durante el Holoceno |
Mejor conocidas son las zonas lacustres y los valles fluviales, aunque aquí también tenemos
que destacar que se producen significativas diferencias: algunos hábitats que se encontraban
cerca de lagos, hoy en día aparecen cubiertos por las aguas o a kilómetros del lago en el que se
encontraban. En cuanto a los ríos, parece ser que los grandes tenían ya un curso similar al
actual, aunque con distintos cauces. En este aspecto, debemos concluir que no existen datos
suficientes para pensar que las variaciones climáticas llegaran a crear circunstancias
catastróficas. Solo hay un aspecto digno de mención y es el aumento de la deforestación en
esta etapa, que parece registrarse debido a la extensión de la superficie explotada por el
hombre para pastos y cultivos.
Bases económicas
Aunque la denominación de este periodo se apoya en un criterio tecnológico, el uso de la
aleación de cobre y estaño, la realidad es que durante el bronce antiguo su uso era minoritario
y las piezas elaboradas en esta aleación eran consideradas como un bien de prestigio y poder.
No será hasta bien avanzado el periodo, ya en el Bronce medio, cuando su utilización se
generalice algo más en Europa, llegando a su máxima expansión en el bronce final y la primera
Edad del Hierro.
Las primeras aleaciones de cobre y estaño se practicaron en Oriente, en torno al IV milenio a.C.
En las costas del Mediterráneo oriental se introduce el bronce en los inicios del III milenio a.C,
generalizándose poco después en el Egeo, a partir de los potentes focos cicládico y minoico. En
la zona continental europea se utilizaban cobres arsenicados desde el IV milenio a.C, sobre
todo en los grupos culturales de las regiones pónticas, bajo Danubio y Cáucaso. Poco después
de 2300 a.C los objetos de bronce empiezan a aparecer en algunas tumbas de personajes
principales, pero la verdadera aleación de cobre con estaño será posterior, concretamente, de
la segunda mitad del II milenio a.C. De hecho, en el Bronce antiguo será cuando el uso del
cobre se extienda a casi todas partes, suponiendo este hecho un notable avance tecnológico
que propiciara notables cambios en las estrategias de subsistencia, especialmente en la
agricultura y la ganadería. Además, el espectacular aumento de la producción origina, as u vez,
el desarrollo de un comercio con un volumen hasta entonces desconocido.
La mejora de las técnicas de la metalurgia suponen también un importante avance en la
producción agrícola, al introducir aperos de bronce como las hachas que, a partir del Bronce
medio, poseen un talón o tope para facilitar el enmangue y hacerlo más consistente. También
aparecen otras herramientas de bronce utilizadas en la agricultura, como son las hoces.
La Serreta (Alcoi, Cocentaina, Penàguila) 1.000 - 750 a.C. |
En cuanto a las demás técnicas artesanales, se sabe bien poco de su desarrollo. Los trabajos en
piedra tallada experimentan un considerable empobrecimiento, sustituyéndose las láminas
por lascas apenas trabajadas, utilizadas en su mayoría como elementos de hoz. La industria
ósea, a partir del Bronce medio, se reduce ante su falta de competencia frente al utillaje de
bronce. De este modo, desaparecen los objetos óseos más frecuentes como puntas de flecha,
punzones o botones, que son sustituidos por los mismos objetos realizados en metal.
Dientes de hoz (Museo de Prehistoria de Valencia) |
Ejemplo de cómo aparecían incrustados estos dientes de hoz |
Otras industrias como la cerámica, se mantienen bastante fieles a las tradiciones previas a lo
largo de todo el Bronce medio. Aunque no existen suficientes análisis que nos permitan conocer su proceso de elaboración,
para que se asiste a una mejora importante en la cocción de las piezas que se realiza a mayor
temperatura, y sobre todo, con un mayor control térmico, lo que supone una mejor calidad del
producto final.
Vaso de la necrópolis de Valdearenas, Córdoba. Bronce Pleno. |
Mucho menos se sabe de las actividades encaminadas a la manipulación y
elaboración de alimentos o productos orgánicos como cuero, madera o determinadas fibras
vegetales. Lo poco que conocemos se debe a las distintas herramientas que se utilizaban para
esos menesteres, como son los coladores (para leche, miel,...), las pesas de telas o raramente,
los husos.
No podemos olvidar que no existían minas en
todas las regiones del continente europeo, por lo
que el desarrollo de la metalurgia y sus
derivados fue bastante desigual. Aquellas
regiones que carecían de recursos metalúrgicos,
se desenvolvían en el comercio internacional
ofreciendo otra serie de productos, mucho de
ellos, considerados de culto, como por ejemplo,
la incorporación de la región nórdica al concierto
europeo a través de una explotación
considerable de ámbar.
La sociedad. Urbanismo y manifestaciones funerarias
La utilización de las innovaciones tecnológicas en el campo de la metalurgia tienen sentido en
el terreno de los cambios que se producen en los sistemas y estrategias de explotación de los
recursos, sobre todo desde el punto de vista agrícola y pecuario. Como consecuencia de estos
profundos cambios, se aprecia también a lo largo de la Edad de Bronce un aumento
considerable de la conflictividad, que se pone de manifiesto con la fortificación de enclaves y
en las masivas producciones de armas. El resultado final será la aparición de centros de poder
que controlan el espacio vital, la creación de un modelo de convivencia cada vez más cercano
al modelo urbano de origen oriental, la ampliación de las rutas de intercambio y comercio y un
notable cambio ideológico, en lo político, en lo religioso y en lo social, que transforma las
bases sobre las que se alzaron las comunidades calcolíticas, puesto en evidencia en el radical
cambio del ritual funerario. Se pasa en poco
tiempo de las inhumaciones colectivas
calcolíticas, a veces en sepulcros de carácter
megalítico, a la inhumación individual, en la que
se aprecian sensibles diferencias de rango
social. En muchos casos vemos como la tumba
de inhumación individual contiene ricos ajuares
que denotan la elevada condición social del
difunto, estando ante verdaderas tumbas
principescas, como por ejemplo, el túmulo
funerario de Leubingen.
En otras zonas de Europa occidental en las que también se adopta la inhumación individual
vemos como se mantienen algunas características tradicionales, como las cistas de piedra,
pero se incorporan nuevos elementos, como son los pithoi o tinajas funerarias, rasgos que
podemos observar como ejemplo en la Cultura del Argar, en el suroeste español.
Tumba nº9 de El Argar |
En definitiva, la Europa del Bronce Final se inicia en un momento en que la metalurgia se ha
convertido en el motor económico del continente, introduciendo a los grupos humanos en un
comercio cada vez más amplio, y con la necesidad de tener una pequeña élite que aunará el
poder económico y social. Es así como se fomenta un comercio de objetos de lujo y de
prestigio, que supondrá el engrandecimiento de estas elites y la creación de una jerarquía
social mucho más estricta, llegándose así a los grandes “príncipes” de la Edad de Hierro.
Bibliografía
- El Bronce Final. Mª Concepción Blasco. Editorial Síntesis. Madrid, 1993
- Nociones de Prehistoria general. Jorge Juan Eiroa. Ariel Prehistoria. 3a Edición, 2009.
- Una Revisión Crítica de la Prehistoria Española: La Edad Del Bronce Como Paradigma. Mª Isabel Martínez Navarrete
- Impact of land use and climatic change on the Late Holocene landscape development of the Gasserplatz area. Pollen and macrofossil analysis of profile Gasserplatz (Feldkirch, Vorarlberg, Austria) . Master thesis Earth Sciences. Yvonne P.G. Hoogzaad . UvA Amsterdam. December,2009.
Cristina Acero Domínguez
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