viernes, 24 de mayo de 2013

Teatro Romano


Características Generales


Su origen es griego, pero se diferencia de éste en que tiene planta semicircular, y no circular. Esta modificación se realiza para conformar una sola estructura entre la escena y el graderío. La decoración de todo el conjunto es lujosa: mármoles, columnas, inscripciones... en especial en la escena, donde se aplica todo el diseño de órdenes de los arquitectos romanos.


Constructivamente, la estructura los teatros podían tener dos formas de diseñarse: directamente al suelo o con estructura de sustentación. Por lo general se ubicaban en zonas adecuadas para que gran parte de la grada se acomodase directamente sobre el suelo, esto es, en las laderas de montañas o cerros. Las partes que no se podían beneficiar de esta situación se estructuraban con pilares de hormigón romano y pasillos abovedados. Lo normal es que la zona más alta de las gradas, la summa cavea, siempre se acomodase sobre una estructura artificial.

Las formas de diseñar la estructura también variaron: primeramente se hacían muros radiales abovedados que conformaban espacios interiores vacíos, más tarde de utilizaron galerías circulares también abovedadas que además servían de pasillos, y por último se utilizó una mezcla de estos dos sistemas. Para su estudio podemos establecer tres zonas bien definidas: la scaenae, la orchestra, y la cavea.

La scaenae: El conjunto del escenario y todos los elementos y salas necesarias para el funcionamiento correcto de las representaciones. Estaba sobre un podium que la elevaba de la orchestra.
Podemos dividirla en varias partes:

1. Proscaenium: Espacio donde actuaban los actores, situado sobre el podium entre la orchestra y la scaenae frons. La parte más cercana a la orchestra, y en ocasiones algo más elevada, se denominaba pulpitum. Su superficie solía estar cubierta de madera. Bajo él se sitúa el hiposcaenium, cámara oculta para mecanismos y decorados. En su alzado de la orchestra se levanta una fachada denominada frons pulpiti. Podemos decir que es el escenario donde se mueven los actores.

Durante los siglos se fijaron diversas formas en su diseño:
  • Planta rectilínea, sin exedras ni nichos y con la frons pulpiti sin decoración o con pilastras.
  • Planta con exedra central, semicircular y con otros dos entrantes menores rectangulares a sus lados.
  • Planta con tres exedras, semicirculares que eran intercaladas con cinco entrantes rectangulares intercalados.
2. Scaenae frons: Es el muro monumental que delimitaba el proscaenium en su parte posterior y, sin duda, elemento más espectacular de la scaenae. Se componía de uno o varios órdenes superpuestos con sus columnas y entablamentos, coronados un  tejado inclinado con doble función: de protección y acústica. En él se abrían tres puertas, una central o valva regia y dos laterales o valva hospitalarium.

3. Postcaenium: Es el conjunto de dependencias situadas detrás de la scaenae frons, vestuarios, pasillos, camerinos...

4. Parascaenium: Dependencias situadas a los lados de la scaenae frons. En ellas se abrían dos puertas itinera versurarum que comunicaban directamente con el Proscaenium.

5. Porticus postscaenium: La fachada exterior de la escena, con órdenes de arcos ciegos y en ocasiones formando un patio posterior.

La orchestra: Espacio semicircular situado entre la scaenae y la cavea. En su origen griego, además de circular, era el sitio donde se colocaba el coro que acompañaba las representaciones.


Su zona curva está rodeado por unas gradas -Poedria- destinadas a los grandes personajes de la ciudad: procuradores, senadores, jueces... Se accedía por unos grandes pasillos abovedados laterales -aditus- sobre los cuales se ubicaban unos espacios para espectadores especiales llamados tribunal.

En su frente, delimitándola en su zona recta, se levantaba el frons pulpiti que es la fachada del podium de la scaenae. Se componía de exedras y nichos decorados con pilastras. Además solían tener escaleras de acceso a la scaenae.





La cavea: Es el graderío donde se acomoda el público que asiste a las obras. Su estructura general lo divide en tres zonas horizontales en altura, cada una de ellas reservada a un tipo de espectador: la imma cavea, la media cavea y la summa cavea.


  • La imma cavea es la zona situada más abajo, la más cercana al escenario. El público de esta zona es de la alta sociedad de la época y por lo general solo hombres, aunque en algunas ciudades se admitían a mujeres, también de alta alcurnia. Suele ser la zona que más filas de gradas posee, ya que, al ser la que tiene un radio menor, en cada una caben menos espectadores.
  • La media cavea está dedicada al público en general y situada a continuación de la imma cavea. Como en esta, lo normal era que solo se admitiesen hombres. En caso de que el teatro no tuviese unas dimensiones suficientes para la construcción de la summa cavea, también las mujeres y niños asistían a las representaciones en esta zona.
  • La summa cavea situada en la parte superior del escenario, albergaba a las mujeres y los niños. Los teatros más pequeños suprimían esta zona, ya que implicaba la ejecución de unas estructuras más complicadas, además del espacio necesario.
Estas zonas solían separarse entre sí con unos muretes perimetrales de 1,20 m. de altura llamados baltei, que limitaban los pasillos horizontales o "praecinctios" que comunicaban las escaleras y las puertas. Sobre la última de las zonas de grada, la summa o media cavea, según el caso, se construían pasillos porticados "porticus" al interior que ramataban el conjunto del graderío.

Verticalmente, también podemos establecer varias partes:
  • Scalaria o escaleras para acceder a las distintas gradas. Terminan en los pasillos o "praecinctio" que comunicaban con los "vomitorium", puertas y pasillos de entrada o salida de las gradas.
  • Las cunei o cuenus, son las zonas en forma de cuña en que se dividen las gradas por efecto de la compartimentación que ejercen las escaleras.
El exterior de los Teatros está directamente relacionado con la orografía del terreno en la que se construyó: si las gradas apoyan sobre una ladera o no. En cualquier caso el exterior, generalmente, está compuesto por una sucesión de órdenes de columnas y arcos -en el primer piso- o pilastras con arcos ciegos -en los superiores- que son reflejo del interior, tanto de la cavea como de la frons scaenae.


Las Representaciones


El teatro en Grecia y en Roma era un género poético, es decir, se trata de poesía dramatizada.
La conquista de las ciudades griegas del sur de Italia, en los siglos IV y III a.C. permitió a los romanos conocer el teatro como género literario y como estructura arquitectónica. Según el testimonio de Tito Livio, en el 364 a.C. tuvieron lugar en Roma las primeras representaciones escénicas, dentro de una serie de actos rituales destinados a combatir una epidemia de peste.
Si en sus orígenes el teatro latino era una celebración cultual, pronto se independizó y quedó exclusivamente como espectáculo de entretenimiento, sufragado por los magistrados que buscaban con ello ganar popularidad. Esto explica la preferencia que los romanos sintieron hacia la comedia y la escasa popularidad de la tragedia.
El mayor éxito de la comedia podía explicarse también porque el público romano estaba acostumbrado desde antiguo a las danzas escénicas de los etruscos, en las que se mezclaba las chanzas fescenninas con burlas, mimos y cánticos.
Los actores eran siempre varones, que podían representar varios papeles, incluso femeninos, cambiando de indumentaria y de peluca (en la comedia no usaban máscaras como los actores griegos).
Los primeros teatros aparecieron en el siglo III a.C., pero eran estructuras provisionales levantadas para cada ocasión. Los primeros edificios de piedra se erigieron a mediados del siglo I a.C., pero en ellos se aprecian diferencias significativas con respecto a los teatros griegos.
Los griegos solían aprovechar una ladera o un declive del terreno para disponer el graderío semicircular, mientras que los romanos valiéndose de arcos y estructuras abovedadas pudieron levantar edificios exentos. La práctica eliminación del papel del coro en las representaciones romanas, conllevó que la zona semicircular que le estaba reservada quedase notablemente reducida.
El escenario romano disponía de un decorado fijo (frons scaenae), que simulaba una estructura arquitectónica: una especie de edificio con tres puertas, adornado con tres pisos de galerías columnadas, que se acomodaba a la convención de que la acción tenía lugar en plena calle, delante de tres casas.

·       La comedia: Plauto y Terencio
La comedia latina más conocida, la de Plauto y Terencio, corresponde al tipo denominado fabula palliata, que toma su nombre del pallium, una especie de manto griego con el que se cubrían los actores. Se trata de representaciones en las que los personajes y la ambientación son griegos. La fabula togata, en la que los personajes y los argumentos eran puramente romanos, no tuvo éxito en Roma.
Los comediógrafos traducían o adaptaban obras griegas, y ocasionalmente se valían del procedimiento llamado contaminatio, que consistía en superponer dos argumentos de comedias griegas.
·       La tragedia: Séneca
Las obras de los gramáticos conservan fragmentos de tragedias de los siglos III y II a.C., y tenemos noticia de que Andronico, Nevio, Ennio, Pacuvio y Accio hicieron traducciones de originales griegos. Parece ser que fueron autores de época arcaica quienes conocieron mayor éxito con sus obras trágicas. En el siglo I a.C., en la época de Augusto, la tragedia fue cultivada por Vario Rufo y Ovidio, y en el siglo siguiente por Curiato Materno y, especialmente, por Séneca.
La tragedia romana tenía en Eurípides el modelo fundamental. El coro es una especie de comparsa con un locutor, y la danza ha desaparecido, si bien abundan las partes cantadas, monódicas y corales. Siempre hay una intención moralizadora. Los temas principales son: el destino y las consecuencias de las acciones arbitrarias.

Teatro de Marcelo



De los tres teatros existentes en la Roma de Augusto (el de Pompeyo, el de Balbo y el de Marcelo) el único visible en parte hoy en día es el tercero, el más antiguo de los casi doscientos edificios teatrales de época romana que, según cálculos de Alfonso Jiménez, están localizados de una punta a otra del Mediterráneo.

Lo inició César, en ejercicio de sana emulación frente al Teatro de Pompeyo, y lo terminó Augusto, a nombre de su sobrino y yerno, Marcelo, entre los años 13 y 11 a. C. Fue un gesto de piedad paternal hacia el príncipe fallecido unos años atrás.

Tal y como hoy lo vemos en la vía de su nombre, el Teatro de Marcelo es fruto de una meritoria labor de restauración y liberación de postizos y vecinos indeseables llevada a cabo entre 1926 y 1932. En la fecha de su edificación original, los romanos habían acumulado una experiencia de siglos construyendo teatros y anfiteatros de madera, no sólo en terrenos en cuesta, como los griegos hacían sus teatros, sino en suelo completamente llano, de modo que la construcción de graderíos inclinados, sobre andamios de costillas radiales y ambulacros curvos, no encerraba ya secretos para ellos.

Bastó con trasladar sus experiencias al hormigón y a la piedra, para que el edificio teatral en suelo plano, con la escena y la cávea en un solo cuerpo, y no en dos como los griegos lo hacían, pudiera figurar en su palmarés ingenieril.

Travertino de la cantera del Barco, cerca de los Baños de Tívoli, es el material de fachada, el mismo que el del Coliseo. Y también como en éste las arquerías se revisten de los órdenes clásicos superpuestos, en este caso el dórico (toscano) abajo y el jónico encima.




A partir de aquí la restauración moderna ha respetado la fachada curva del palacio medieval de los Savelli, diseñado a principios del siglo XV por Baldasarre Peruzzi. De este modo el edificio conserva la altura de 32,60 metros, que le había dado el arquitecto romano con una tercera planta en forma de ático ciego con pilastras corintias. La amalgama de arquerías y órdenes superpuestos seguía la tradición republicana del Tabularium y fue aplicada con acierto a las fachadas curvas de teatros y anfiteatros del Imperio cuando ya el dórico y el jónico tenían pocas aplicaciones en la arquitectura imperial, más afecta al corintio y a sus variedades.


Restos de la infraestructura de la cávea subsisten en los sótanos del llamado desde el siglo XVIII Palacio Orsini. Allí se han puesto al descubierto algunos arcos de opus quadratum de toba con tabiques de hormigón, revestidos de reticulatum. Un corredor anular, moderno, sigue la línea del ambulacro antiguo por debajo de la praecintio que deslindaba la zona del primer maenianum de la del segundo, toda ella asentada en bóvedas sobre robustos muros radiales. Algunos paramentos de opus latericium, trabados con el hormigón, y por tanto de época de Augusto, aislaban de la humedad el ambulacro que separaba los dos sectores del graderío.

"Es admirable -escribe Lugli- el efecto que produce aquella sucesión de arcos, aquel potente juego de masas de piedra oscura, y aquella hábil alternancia de pasadizos y de sotoescalas que forman la infraestructura de la cávea". Edificios en hueco, espacios articulados, construcciones funcionales como los opera arcuata de los acueductos -v. gr. el tarraconense de las Ferrera.- o los altos pilares y arcos de grandes depósitos de agua como la Piscina Mirabilis del cabo Miseno, capaz de abastecer a toda la flota, o quizá la más modesta, pero también impresionante cisterna de las Catacumbas de Monturque (Córdoba), construcciones funcionales, sí, pero al mismo tiempo obras de arte y no menospreciables por no ser clásicas.


El teatro reservaba a sus primeros visitantes un escenario que parecía la petrificación de un mural del tercer estilo y que daría la pauta a seguir para muchos teatros imperiales (v. gr. Mérida e Itálica, éste en vías de reconstrucción). El enorme paredón del fondo del escenario se había convertido en una auténtica scaenae frons, ricamente articulada en salientes y nichos, y decorada con órdenes superpuestos de columnas exentas. La parte central, dividida en tres tramos, correspondientes a otras tantas puertas, servía de fondo a la tarima en que se movían los actores, y estaba flanqueada por dos aulas perpendiculares, de cabecera absidada y no visible desde la cávea. Ellas enlazaban la scaenae frons con los extremos del cuerpo del graderío y con la enorme exedra descubierta del porticus post scaenam, en cuyo centro ajardinado se alzaban las dos ediculas que reemplazaron a sendos templos derribados para hacer sitio al teatro, uno de ellos, según Plinio, dedicado a Pietas, el otro no sabemos a quién (¿Diana?). 


El diafragma de los órdenes, antepuesto a la pared, satisfacía plenamente al afán romano de hacer fachadas en todo género de edificación. De tiempo atrás, levantaban los romanos en sus espacios urbanos arcos triunfales y honoríficos. Augusto tuvo uno, conmemorativo del triunfo de Accio, o tal vez dos, en el Foro Romano, junto al templo de Divus Iulius; pero éstos estaban revestidos de mármol y enriquecidos con columnas, entablamentos, áticos y estatuas que había que poner en relación armónica con el arco, una nueva experiencia para los romanos. De los arcos pasaron a las puertas de ciudades, como la espléndida Porta Borsari de Verona y el hoy malparado, pero en su día suntuoso Arco de Medinaceli, dedicado por la ciudad celtibérica a los nietos malogrados del emperador.

Teatro de Balbo


El teatro que Lucio Cornelio Balbo, el menor, mandó construir en la ciudad entorno al año 20 a.C. El gaditano, necesitaba recuperar el prestigio perdido tras el asesinato de Cesar –al que la familia estaba totalmente vinculado, sobre todo por la gran relación del tío de Lucio con el dictador- y para ello construyó el teatro Balbo. Con capacidad para 7700 personas, el recinto se convirtió en el tercero más grande de Roma pero, según las crónicas, en el más lujoso y el fresco descubierto parecía demostrarlo.



El edificio sufrió un incendio en época de Tito siendo reconstruido posteriormente pero, lentamente, fue cayendo en el olvido. Hasta el punto de que el lugar fue elegido para las obras llevadas a cabo en el Campo de Marte pensando que en el lugar (entre las iglesias de Santa Caterina dei Funari y San Stanislao dei Polacchi) no escondía tesoro arqueológico alguno. Y fue allí precisamente dónde salió a la luz la Cripta Balbi (hoy centro del Museo Nazionale Romano dedicado, principalmente, a escultura), anexa al teatro primigenio y que desde el pasado año 2010 y tras 20 años de restauraciones, ha sido abierto al público creándose un espacio dedicado a los modos de vida del siglo I y que, desde el pórtico del teatro de los Balbos (en continua excavación) y atravesando los diversos recintos que componen el Museo (desde la cripta hasta el Palacio Altemps -s. XV-, el Palacio Massimo alle Terme -s. XIX- y las Termas de Diocleciano).

Teatro de Pompeyo

                                

El Teatro de Pompeyo (Theatrum Pompeium en latín) fue un antiguo edificio público de la ciudad de Roma. Edificado durante la República, en torno al año 55 a. C., se mantuvo en uso hasta el siglo V d.C.

Fue uno de los primeros edificios permanentes de la ciudad de Roma, y el primer edificio de la ciudad construido en mármol, lo que también le valió el apelativo de teatro de mármol (theatrum marmoleum en latín). No era simplemente un teatro, sino que contaba además con un jardín decorado con estatuas de grandes artistas y actores así como con un espacio destinado a encuentros públicos. El teatro se coronaba con un templo dedicado a Venus Victoriosa (Venus Victrix en latín), deídad personal de Pompeyo. Esta particularidad del templo ha sido interpretada por algunos especialistas como una estrategia para evitar que tal edificio fuera considerado una simple extravagancia personal.

Las dimensiones del teatro eran enormes. La cávea contaba con 150 metros de diámetro, y en su zona central se situaba una gran escalinata semicircular en forma de exedra que ascendía al templo situado en la parte superior. Tras el gran frente de escena de 90 metros se situaba un gran peristilo de columnas de granito que rodeaba el jardín, y al final de éste se encontraba la Curia Pompeii, lugar donde se reunió el Senado Romano en algunas ocasiones, y donde la tradición dice que fue asesinado Julio César.

                                         

La arquitectura de este teatro, aunque basado en los griegos, suponía diferencias fundamentales y marcaría el prototipo de teatro romano, estableciendo la tipología estructural que sería ampliamente repetida en teatros y anfiteatros por todo el mundo romano. Al contrario que los teatros griegos que eran edificados aprovechando las pendientes naturales de laderas o montañas para construir la cávea, en Roma ésta se apoyaba en una estructura formada por corredores abovedados que desde el nivel de la calle permitían acceder a las distintas partes del graderío. Esta sofisticación del teatro no supuso que los romanos no aprovecharan las pendientes naturales del terreno para edificar sus teatros, pero sí les permitió construirlos en zonas llanas. El recinto finalmente era cerrado por un frente de escena de mucha mayor entidad que en los teatros griegos, lo cual mejoraba la acústica del recinto y además permitía controlar el acceso al mismo.

La zona fue excavada por orden de Mussolini durante las décadas de los 20 y los 30 del siglo XX. Los restos del lado este del pórtico unido al teatro así como tres de los otros cuatro templos asociados habitualmente al teatro pueden observarse en el Largo di Torre Argentina. El cuarto de estos templos sin embargo se encuentra en gran medida bajo la actual trama de la ciudad. Los escasos restos del templo propiamente dicho se encuentran en el subsuelo de la Via di Grotta Pinta, y alguna bóvedas también pueden observarse en sótanos y restaurante de esta misma calle. El teatro se mantuvo en uso hasta el siglo V d. C., pero durante la Edad Media siguió existiendo aunque usado como cantera de piedra.


Estefanía Arce Carrión


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